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¿Cuántas veces había escrito “Centros Psicológicos en Alicante”?

No recuerdo cuántas veces había escrito en el buscador “Centros Psicológicos en Alicante”, la primera  siguiendo el consejo de mi compañera: Juan, ¿no te das cuenta cómo estás? Necesitas ayuda. Acude a un psicólogo. El estrés te está cambiando hasta el carácter. Todos los días te metes conmigo. Todos los días encuentras algo que hago mal. Todos los días pareces enfadado. ¿Te parece normal?

No, no era normal. Estaba tan presionado por los resultados de mi equipo de trabajo que  inconscientemente proyectaba sobre mis colaboradores mi propia ansiedad y frustración. Las cosas no mejoraban con mi presión; al contrario empeoraban. Me sentía con una ira interior que no lograba controlar ni en el trabajo ni en casa con mi familia. Además, en muchos momentos creía estar deprimido.

¿Cómo solucionar este problema de ansiedad y frustración? 

frustración-ansiedad-estrésEra necesario hacer caso a Ana. Me puse delante del ordenador dispuesto a pedir ayuda aunque sin saber muy bien a quién y dónde. De aquel momento han pasado varios meses y no fue una sino muchas las veces que volví a escribir Psicólogos en Alicante” tratando de encontrar una respuesta. Me comuniqué con varios. A cada psicólogo y psicóloga le describía lo que me sucedía y todos me confirmaron que con determinadas sesiones de terapia personal podrían ayudarme. Con todos quedé que les llamaría para iniciar las sesiones que me ofrecían, pero a ninguno volví a llamar. ¿Realmente necesitaba someterme a terapia? Siempre había pensado que era lo suficientemente fuerte como para no necesitar a nadie en que apoyarme para superar mis problemas. Si se trataba de estrés por el trabajo,  ¡cómo no  resolverlo por mí mismo! Me organizaría mejor, hablaría más con mis colaboradores, les sometería a menos presión, les delegaría tareas y la tormenta pasaría…

Al principio todo parecía ir mejor encaminado…Fue una falsa ilusión porque pasadas varias semanas “de cambio” volví a encontrarme igual que al principio. Bueno, no exactamente igual, peor porque me había dado cuenta de que yo solo no podía controlar la situación que estaba viviendo. Estaba desbordado e inseguro. Yo que me creía…

¿Cómo decidí resolver esta difícil situación?

Volví a ponerme en contacto con una de las psicólogas que había conocido en mis numerosas llamadas. Formaba parte del Centro de Psicología Avanzada y era la que mejor recordaba. Percibí  interés y empatía sobre mi situación y, sobre todo, recordaba que me había planteado una estrategia de ayuda novedosa que combinaba la terapia personal con la aplicación de una técnica muy avanzada  de análisis de las ondas cerebrales cuyo nombre no recordaba  pero que ahora reconozco perfectamente: neurofeedback.

Encontrar este Centro, su enfoque terapéutico y, sobre todo, la competencia y proximidad de sus profesionales, me ha aportado y me sigue aportando, un gran valor. Valor que se pone de manifiesto en el proceso positivo en el que me encuentro para hacer desaparecer de forma progresiva aquellas disfunciones emocionales que padecía.

Mi situación actual

La importancia de la competencia y proximidad de un psicólogo,Hoy, superada en parte la crisis que movilizó mis energías hacia la búsqueda de ayuda,  he sentido ganas de resumir el largo camino que he recorrido desde el escepticismo y titubeos iniciales, que se amparaban en mi desconocimiento sobre la Psicología como ciencia, hasta el reconocimiento de que los psicólogos desarrollan una importantísima labor social que contribuye a mejorar y fortalecer nuestra salud mental. Y lo consiguen, además de con los medios técnicos precisos, con el conocimiento de la conducta humana, con la fuerza de la palabra y con el silencio comprensivo.

La comunicación es una poderosa arma terapéutica sin la cual las gráficas de las ondas del cerebro que he visto en mis sesiones de neurofeedback  no pueden por sí mismas señalar el trayecto personal de cambio que he acometido. Las psicólogas con las que he compartido mi experiencia en el Centro de Psicología Avanzada de Alicante poseen ese don de la palabra que ayuda a curar. Y precisamente porque de una cura se trata, ahora que estamos padeciendo la crisis del coronavirus, quiero reducir la distancia social que nos recomiendan las instituciones sanitarias para  desde aquí, otra vez delante del ordenador, ofrecerles mi agradecimiento.

 

Si este relato te ha inspirado o te encuentras en una situación similar no dudes en contactar con nosotros. ¡Te ayudamos a resolver tu problema!

 

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